lunes, 16 de abril de 2012


Andrew A. Boyle, Tocayo de Boyle Heights: La Historia de Un Inmigrante
El nombramiento del vecindario de Los Angeles de Boyle Heights en 1875 por William Henry Workman y sus socios, Isaias W. Hellman y John Lazzarovitch, fue en honor del suegro de Workman, a Andrew A. Boyle cuya propiedad fue la base para la comunidad.  La vida de Boyle no era tan larga, soló vivió cincuenta  y dos años.  Pero había tenido muchas experiencias y aventuras muy diversas que se lo llevaron desde Irlanda a Tejas y por último Los Angeles.  Si pensamos del hilo común de la emigración y la inmigración que nos conectamos a la comarca de Los Angeles, la historia inmigrante de Andrew A. Boyle claramente es un ejemplo notable.
Boyle (retratado arriba) nació el 29 de septiembre de 1818 en Ballinrobe, Mayo Condado, en Irlanda a los padres Hugh Boyle y Maria Kelly.  Andrew A. Boyle asistía a una escuela en Galway, al sur de su ciudad natal, sin embargo la muerte de su madre le dirigió a su padre a emigrar a los Estados Unidos para buscar empleo mientras los ocho niños se quedaron atrás.  En 1832, todos los niños viajaron por barco a EE.UU para buscar su padre, y sin éxito  se dividieron.  Andrew se quedó en Nueva York por dos años y trabajó como colorista mapa litográfica.  Cuando un grupo de colonos irlandeses emigraron a Tejas en 1834, Boyle se unió a ellos, estableciéndose en el territorio méjicano en un lugar llamado San Patricio en el río Nueces, entre San Antonio y Corpus Christi.
Cuando los estadounidenses empezaron la revolución, Boyle se alistió en el Ejército de Tejas en enero de 1836.  Su unidad fue mandada a Goliad, al sureste de San Antonio cuando en esa primavera, poco después de la caída de El Almo, a la unidad se rindió después de una batalla con los Méjicanos.  A pesar de las garantías firmadas de su seguridad, mas de 400 estadounidenses fueron matados del estilo ejecución, a excepción de Boyle, cuya vida era salvada porque su hermana y su hermano se habían hospedar a un official del Ejército de Méjico y sus  soldados en su casa de San Patricio durante el conflicto.
Poco después, Boyle se mudó de Tejas a Nueva Orleáns.  Durante su tiempo, se fue a Méjico para hacer expediciones commerciales y también era dueño de una tienda cerca de Shreveport.  De alguna manera se reunió con su padre, luego Boyle volvió a Nueva Orleáns para abrir otra tienda.  El 31 de enero de 1846, se casó con Elizabeth Christie, era una nativa de la Guayana Británica en América del Sur.  Había dos hijos, John quien falleció a los dieciocho meses, y Maria Elizabeth quien nació en 1847. 
Luego, en el otoño de 1849, Boyle, con 20.000 pesos para llevar a los estados del este, estaba intentando a embarcar un barco de una barca pequeña y la rueda del primero le hizo volcar a la segunda.  Y Boyle perdió su fortuna y casi su vida.  Al oír los rumores que Boyle se había ahogado, Elizabeth Christie contraó la fiebre cerebral y a los veintitrés años se falleció el 20 de octubre.  Un poco despues, sin embargo, un fabricante de botas y zapatos de Boston llamado Dunbar le ofreció a Boyle unos productos para llevar a San Francisco para abrir una tienda al por mayor. 
Dejó a su hija joven detrás con la familia de su esposa, Boyle fue a California por vía de Nicaragua.  Su diario de esta aventura excitante esta en la colección del Museo Homestead, pero se termina justo antes que su llegada a San Francisco.  Dentro de dos meses de llegar, un fuego grande le destruyó un envío de Boyle pero otro envío fue mandado de Boston.  Más tarde, el yerno de Dunbar, llamado Hobart, se reunió con Boyle en el negocio.  Finalmente, en 1856, Boyle y su hija se reunieron después de cinco años de separación.
En 1858, Boyle se trasladó a Los Angeles y según  una cuenta de 1919 de su hija, Boyle pagó $4.000 a Jose Rubío por 22 acres, mitad en el Paredon Blanco o los riscos y la otra mitad en los planos adyacente del río de Los Angeles.  También se ha dicho, sin embargo, que Boyle compró la propiedad de la viuda de Esteban Lopez.  En cualquier  caso, la vid fue plantado durante el medio de los 1830. Y con la primera cosecha de uvas que Boyle cosechó, pagó por la compra de la propiedad.  Se estableció en una casa existente de adobe (construida cualquiera de las dos familias Lopez o Rubío), cavó un pozo, añadió un molino de viento, y se aprovisionó acerca de setenta y cinco ganado vacuno y caballos.  En 1859, Boyle compró 20 acres al sur de la calle Cuarta de hoy, y plantó uvas, naranjas, nuezes, limones, duraznos, e higos.  Entre 1860 y 1864, construyó una casa de ladrillo, fue la primera al este del río dentro de la ciudad e incluyó una bodega, porque empezó hacer su propio vino nombrado el  Paredon Blanco.
Mientras tanto, Boyle también abrió una tienda de zapatería y empresas de agricultura.  En 1866, fue elegido al Consejo (Cuidad) Política y durante su afiliación sirvió tres mandatos de un año.  Al final de su tercer mandato, sin embargo, en noviembre de 1870 contrajó problemas del hígado.  Después de dictar sus recuerdos de la revolución de Tejas a Los Angeles Daily News, el estado de Boyle empeoró y falleció el 9 de febrero de 1871.  Su relato de sus experiencias en Tejas fueron publicadas cuatro meses después.
Para la estrella de Los Angeles, Boyle era “notable por su integridad y trabajo concienzudo de la oficina (de miembro consejo)—ser notable por su defensa de los derechos de la gente, y su oposición a toda que no era buena para los intereses mejores de la comunidad.”  Para las Noticias, aunque, el era “impulsivo en el carácter , e hizo muchas amistades agradables también no dejó de garantizar los enemigos.”  Una historia de 1889 del condado de Los Angeles  incluyó en un boceto biográfico y dice “el escritor de estas liñas sólo tiene memorias agradables de sus visitas a la mansión de Boyle…el Sr. Boyle era muy cordial y social de carácter…”  cuando su única hija, Maria, quien que se casó con William Herny Workman en 1867, heredó la propiedad de Boyle, el marido de Maria honró a su suegro cuando la comunidad de Boyle Heights desarrolló cuatro años después de la muerte de Boyle.
Casi 135 años después, poca gente en el vecindario o en Los Angeles generalmente no saben nada del tocayo de esta comunidad histórica.
Contribución por Paul R. Spitzzeri Collections Manager Workman y Temple Family Homestead Museum
Traducido por Arthur Martínez Luna